Consejos y claves para iniciarse en la meditación

Practicar la meditación conlleva mayor serenidad, un sueño más largo y profundo y, en definitiva, más felicidad. Con tan solo unos minutos de práctica al día, podremos convertirnos en personas mucho más libres y conscientes.

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Estrés, cansancio, problemas de sueño y emociones alteradas. Lo cierto es que las rutinas del siglo XXI apenas nos dejan tiempo para nosotros: si queda alguna hora libre entre el trabajo y las tareas del hogar, la aprovechamos para hacer algún recado o visitar a nuestros seres queridos. Pero ¿qué pasa con el tiempo de calidad que se supone que debemos pasar con nosotros mismos?

Debemos intentar olvidar las excusas cuando se trata de cuidarnos, y qué mejor manera de hacerlo que iniciándonos en la meditación. Se trata de una práctica que ayuda a reducir el estrés, calmar la mente y controlar las emociones a la que cada vez se suman más adeptos. ¿No tienes mucho tiempo libre? ¿Crees que eres demasiado nervioso para practicarla? No te preocupes, la meditación también es para ti. El Día Internacional de la Meditación, que se celebra cada 21 de mayo, es buen momento para repasar algunos de los beneficios que conlleva esta práctica: mayor serenidad, sueño más largo y profundo y, en definitiva, más felicidad y menos roces con el resto de personas.

Meditar al levantarnos y acostarnos podría ser un ingrediente importante para una vida sana.

Tiene mucho que ver con el mindfulness: ser conscientes del momento, estar presentes aquí y ahora, poniendo toda la atención en nuestro cuerpo y olvidándonos de los estímulos externos que puedan distraernos. A la hora de practicar la meditación con mindfulness, una de las preguntas más planteadas es cuándo es el mejor momento para meditar. Lo cierto es que, como explica Shauna Shapiro en su libro ‘Buenos días, te quiero: un programa de mindfulness y autocuidado para ganar calma, claridad y alegría’, se puede practicar en cualquier momento, aunque “el instante en que nos despertamos por la mañana nos ofrece una oportunidad única, ya que la mente y el cerebro están muy serenos y receptivos”. También es muy útil practicarla justo antes de acostarnos: “es una manera excelente de dejar ir el estrés del día y conciliar el sueño”, asegura la autora.

Antes de ponernos a ello, es positivo determinar nuestra intención en relación con la meditación, lo que queremos lograr al llevarla a la práctica. Por ejemplo: “quiero que esta meditación me ayude a estar más presente”, o “a ser más generosa”. Una vez lo tengamos claro, estaremos preparados para iniciarnos en la práctica. Estos son algunos consejos que proponen Guillaume Barathone y Charlie Rousset, de ‘Morphée’, para hacerlo:

Buscar un lugar tranquilo

Buscar un lugar tranquilo

Da igual donde sea: en nuestro dormitorio, en el salón, en un parque al aire libre, en la montaña o en la playa. Lo importante es que el lugar debe ser tranquilo, sin ruido, donde no puedan molestarnos y donde no haya estímulos que nos puedan llevar a la desconcentración.

Lógicamente, estemos donde estemos deberemos apagar o silenciar los dispositivos que puedan interrumpir nuestra concentración, como móviles u ordenadores.

Concentrarse en la respiración

Concentrarse en la respiración

Para lograr una relajación completa es importante que nos concentremos en nuestra respiración, dirigiendo toda la atención en el aire que entra y sale por la nariz a medida que inhalamos y exhalamos.

A parte de oxigenar mejor el cerebro, una buena respiración nos ayudará a mantener una buena postura.

Elegir una postura cómoda